Sobre caballos y estribos

Los romanos usaban para la guerra caballos pequeños, nada que ver con los caballos actuales. Pero es que no podían usar caballos grandes porque no conocían el estribo. Dado que sin estribos la estabilidad es mucho menor, que cuanta mayor sea la altura más alto es el centro de gravedad y por tanto más inestable es el jinete, y que a mayor altura la caída es más peligrosa, resulta entonces que no podían montar caballos como los actuales.

Puede que para los carros, las famosas cuádrigas (y bigas, trigas) sí usaran caballos como los actuales. Es decir, no es que no conocieran ni pudieran obtener por selección caballos actuales, es que no les eran útiles para la guerra

La perspectiva

Siempre deberíamos tener presente que cuando salimos a la calle no vemos la Tierra redonda. Es decir, que cómo sean las cosas en realidad depende de poder verlas desde la perspectiva adecuada; en el caso de la redondez de la Tierra, lo ideal es desde el espacio. Pero sin necesidad de ir al espacio se supo que la Tierra es redonda, por deducción (como Aristóteles) y por pruebas (como Eratóstenes).

Nosotros vivimos en un mundo que no es como simplemente nos parece «al salir a la calle». Entender la complejidad del mundo, cómo son las cosas, cómo funciona el mundo, es como entender la redondez de la Tierra, que no se ve pero es real. Podríamos decir: la complejidad que ve un sociólogo, un historiador, un escritor, un profesor de literatura, un economista, un paleoantropólogo etc. Y un biólogo, en mi caso

La paridad de la Tierra

Basándonos en el principio de multiplicidad para explicar la existencia de la Tierra, debemos añadir otro principio: el principio de paridad.

El principio de multiplicidad nos dice que combinando los valores de ciertos grados de libertad o parámetros, se obtiene un número enorme de planetas (o estrellas, o galaxias, o universos), todos con características diferentes, sin que haya dos planetas, o estrellas, o galaxias, o universos, exactamente iguales.

El principio de paridad nos dice que cada uno de esos planetas, estrellas, galaxias, universos, es tan posible como los demás, y por tanto no es preferible a ningún otro.

Es decir, la Tierra no debe ser vista de forma finalista: tienen que formarse muchos planetas para que (convenientemente para nosotros) se forme la Tierra, sino como una posibilidad más entre todas: todos los planetas que existen, han existido y existirán son tan únicos como la Tierra.

El concepto de «planeta óptimo» pasa a ser una denominación particular sin más importancia, como el nombre mismo de «Tierra». Planeta óptimo para la vida, y para la vida humana en concreto, pero sólo un planeta con unos parámetros concretos de masa, radio, gravedad, estructura interna, campo magnético, agua superficial, distancia a la estrella … desde el punto de vista de la multiplicidad. Cada planeta de los trillones que puedan existir tendrá sus parámetros concretos.

Hay que tener en cuenta que cuantos más parámetros escojamos y cuanto más ajustemos los parámetros (la cifra medida), mayor será la combinación de valores resultante. Se puede decir entonces que no hay dos planetas iguales por mucho que el número de planetas tienda a un número muy grande.

Los exouniversos

A lo largo de la Historia hemos visto que las estrellas son otros soles, con un rango de tamaños enorme, desde enanas marrones, que no son propiamente estrellas, hasta supergigantes. También hemos visto que en el sistema solar hay otras Tierras, es decir, otros planetas (dicho de otra manera, hemos visto que los puntos de luz que los griegos llamaron «planetas» no son estrellas que emiten luz, sino cuerpos que reflejan la luz solar, igual que la Tierra, que tampoco emite luz sino que refleja la del sol). Estos planetas son de tamaños muy distintos, desde el gigante gaseoso Júpiter hasta el planeta enano Plutón, o hasta los asteroides que no son propiamente planetas.

Igualmente, hemos comprobado que hay otros sistemas solares, estrellas con sus planetas girando alrededor. Estos planetas, los exoplanetas, son, como era de esperar, de todo tipo en tamaño y propiedades, añadiendo más diversidad a los planetas previamente conocidos del sistema solar. Además hemos sabido que la mitad de las estrellas están formando sistemas binarios, por lo que se trata de sistemas solares con características diferentes al nuestro y a otros de una sola estrella.

Otra cosa que hemos comprobado es que esas nebulosas que parecían dudosas en su ubicación están en realidad muy alejadas y son otras Vías Lácteas, es decir, que las estrellas se agrupan en galaxias y que hay miles de millones de galaxias, con tamaños y características muy distintos.

Por tanto, nada impide pensar que podría haber habido otros big-bangs, que dieran lugar a otros universos, los exouniversos, con propiedades muy distintas, al igual que vemos propiedades muy distintas en estrellas, planetas y galaxias. Dado que los «grados de libertad» que tiene un planeta para formarse son enormes, es normal que los resultados sean de una diversidad enorme, millones de planetas sin que haya dos exactamente iguales. Lo mismo ocurre con las estrellas (en tamaño, masa, temperatura, composición y otros grados de libertad), las galaxias y … posiblemente los universos.

Big-bangs donde los grados de libertad en su formación dieron lugar a universos con constantes físicas distintas y por tanto propiedades distintas; millones, billones, trillones de universos sin que haya dos con las mismas constantes.

A esta idea de que haya un «planeta óptimo», la Tierra, en un «universo óptimo», el nuestro, (y por extensión, que haya una «estrella óptima», el Sol, en una «galaxia óptima», la Vía Láctea) lo llamamos principio de multiplicidad: aparece el planeta óptimo (o las estrellas y las galaxias «óptimas») cuando se forman un número enorme de planetas (y de estrellas y galaxias), y aparece un universo óptimo cuando se forman un número enorme de universos.

Ciervos marsupiales

Los canguros son el equivalente marsupial de los ciervos: son herbívoros de tamaño medio-grande que viven en grupos, son depredados por grandes carnívoros y desarrollan una gran velocidad en carrera sostenida para huir de éstos, que en el caso de los ciervos son los lobos y en el caso de los canguros eran los tilacinos o lobos marsupiales.

El cráneo y la cabeza de los canguros y los ciervos presenta muchas similitudes, ya que están configurados para el mismo tipo de dieta y nicho ecológico, y el cráneo y la cabeza de los lobos y los tilacinos son también semejantes por lo mismo.

Entonces, ¿por qué los canguros desarrollaron la locomoción a saltos en lugar de mantener la cuadrúpeda primitiva? ¿y por qué los tilacinos mantuvieron la locomoción cuadrúpeda y no la modificaron hacia a saltos? ¿fue una simple casualidad evolutiva que una vez empezada no hizo falta modificar puesto que era eficaz, es decir, una vez que surgió ya era irreversible y se mantuvo al ser eficaz? ¿o hay algún condicionante que impide que en Australia se puedan desarrollar ciervos marsupiales?

Los machos de los ciervos compiten por medio de las astas, y necesitan renovar la cornamenta cada año, lo que supone un gran gasto metabólico y fisiológico. En el caso de los canguros la competencia entre machos se realiza mediante las extremidades posteriores y anteriores. Si los canguros se hubieran mantenido con locomoción cuadrúpeda los machos tendrían que haber desarrollado algún mecanismo de competición, y es lógico pensar que habría sido mediante astas como los ciervos. Es decir, la convergencia evolutiva con los ciervos habría sido completa, como ha ocurrido en tantas otras especies de marsupiales respecto a sus homólogos euterios. Una razón por la que esto no ocurrió podría ser la dificultad para renovar las astas cada año, suponiendo que esta renovación sea evolutivamente imprescindible para los ciervos y los hipotéticos ciervos marsupiales. Si la disponibilidad de sales de calcio fuera menor en Australia eso habría impedido la evolución hacia herbívoros astados. O cualquier otra razón relacionada con la ingesta y asimilación estacional del calcio

Los sueños descifrados

No hay diferencia entre estar despierto y estar soñando. La consciencia funciona igual despiertos que soñando

La consciencia se alimenta de estímulos. Estando despiertos, la consciencia recibe estímulos y responde a ellos. Estando dormidos, en silencio, en oscuridad, la consciencia no se ve sujeta a tener que estar respondiendo a estímulos. Libre de esa atención y ocupación, la consciencia se recrea por sí misma, crea sus propios estímulos, sus propias imágenes, sonidos y sensaciones.

La misma consciencia funciona en ambos casos, la misma herramienta, que según los estímulos que recibe responde de una manera u otra.

Si dormitamos tras la comida viendo la televisión, se mezcla su sonido con nuestros sueños, creando un relato intermedio, en el que el mundo real participa del mundo soñado

La vida es una continuación de la consciencia, de día y de noche es la misma consciencia haciendo lo que sabe hacer: recibir estímulos y responder a ellos